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Resumen
El sistema financiero argentino experimentó una gravísima crisis que se inició en marzo de 1980 cuando quebró uno de los más importantes bancos privados y otros tres tuvieron que ser intervenidos. La crisis se extendió rápidamente durante 1980-82, dando por resultado la liquidación de 71 instituciones financieras —proceso de reestructuración que aún no se ha completado—. Este trabajo tiene por objeto estudiar las causas y consecuencias de la crisis, con especial énfasis en el impacto del ámbito normativo. En él se examinan los factores macroeconómicos, así como los factores específicos del sistema financiero y se analiza le validez para el caso argentino, de diversas hipótesis que generalmente se presentan en la literatura existente. Una conclusión general que puede extraerse del análisis es que aun cuando elementos endógenos, tales como el alto nivel de las tasas de interés que siguió a la liberalización y los préstamos de dudosa calidad contribuyeron a la crisis del sistema financiero, elementos exógenos, como las modificaciones del sistema cambiario, desempeñaron un papel fundamental para determinar los alcances de la crisis. La inadecuada supervisión del sistema financiero también contribuyó a la crisis. Existen pruebas de que las instituciones financieras liquidadas en las primeras etapas de la crisis tenían problemas propios que señales de alerta y un control más estricto podían haber detectado anticipadamente. Una detección oportuna no solo habría dado más tiempo para hallar soluciones sino que también podía haber reducido la magnitud del problema al limitar el crecimiento de tales instituciones. Sin embargo, aun con una supervisión más eficaz, no se podría haber evitado un cierto deterioro de la calidad de las carteras bancarias debido a la inestabilidad de las condiciones económicas, que tornaban muy inciertos el pronóstico y la planificación. No obstante existen pocas dudas en cuanto a que una mejor supervisión habría permitido al sistema financiero resistir mejor tal deterioro. El Banco Central pudo contener la propagación de la crisis otorgando créditos de emergencia a instituciones con problemas y revirtiendo (con efecto retroactivo) su anterior política de reducir gradualmente los alcances del seguro de depósitos. Asimismo, la crisis impulsó la mejora de la supervisión bancaria y propulsó la introducción de medios más flexibles para encarar los casos de instituciones con problemas y reducir así la necesidad inherente de proceder a costosas liquidaciones. La reintroducción del control de las tasas de interés significó un alivio para los prestatarios. Sin embargo, también redujo la magnitud del sistema financiero ya que los depositantes se mostraron renuentes a mantener activos financieros con un rendimiento real negativo. Esto unido a otras medidas adoptadas para ayudar a prestatarios e instituciones financieras —tales como una mayor financiación del sistema financiero por parte del Banco Central— indudablemente tornaron más difícil la administración de la política monetaria y pueden considerarse factores que coadyuvaron al aumento de la inflación y a la pérdida de reservas internacionales iniciada con la crisis. El alivio de la deuda otorgado en 1982 también plantea cuestiones difíciles, tales como la equidad de la importante redistribución de riqueza que ello implicó y si un alivio más selectivo podría haber alcanzado resultados similares de un modo menos costoso.
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Fecha de publicación: 01/10/1990 - Fecha de presentación: 31/10/1990
Cómo citar este trabajo: (1990); "La crisis bancaria argentina de 1980", Ensayos Económicos, Octubre.