Invitamos a leer la nueva nota de Ideas de Peso, el espacio en el que los economistas que trabajan en el BCRA comparten su opinión:
El cambio en el escenario económico y financiero observado a partir del inicio del segundo trimestre de este año ha planteado un conjunto de desafíos para los deudores, tanto del sector corporativo como del correspondiente a las familias. Respecto a estas últimas surge preguntarnos, en base a la última información disponible, si se ha alcanzado a observar algún cambio significativo en la morosidad de los préstamos hipotecarios otorgados por el sistema financiero en los últimos dos años. Recordemos que este tipo de crédito destinado a personas humanas registró un destacado crecimiento desde mediados de 2016, muy en particular aquellos denominados en UVA (Unidad de Valor Adquisitivo). Como se verá en esta nota, en lo que va de 2018 persiste una muy buena calidad crediticia de estas cosechas más recientes de préstamos hipotecarios, mostrando aún niveles de morosidad relativamente muy bajos.
En los últimos años el BCRA viene desarrollando un conjunto de herramientas destinadas a reforzar el enfoque de monitoreo prudencial de los distintos riesgos enfrentados por las entidades de forma individual, así como el sistema financiero en su conjunto. En particular, en el Informe de Estabilidad Finan-ciera del Primer Semestre de 2018 (IEF I-18) publicado en mayo pasado, se introdujo una instrumento adicional para evaluar más adecuadamente aspectos relacionados al riesgo de crédito asumido por las entidades, que comúnmente se denomina “análisis de cosechas” (vintage analysis). Esta herramienta permite agrupar a los préstamos según su momento específico de otorgamiento y, posteriormente, mo-nitorear su desempeño crediticio con el paso del tiempo. Es decir, por ejemplo, para financiaciones originadas en cierto período “t” se evalúan los cambios en su desempeño crediticio en “t+1”, “t+2” y así su-cesivamente, hasta alcanzar el momento de finalización o completa madurez de estas.